A veces el futuro es malo, a veces bueno. Y vos eras la mejor demostración de eso. Tu vida se resumía en dolor, constantemente peleando con tu bastón contra el miedo. Una noche te encontré y con tu mirada me rogasta ayuda. Entonces emprendimos los tres el camino de la lucha. Vos, yo y la luna. Ay, cada ser tiene un destino y con él ha de rogar. Unos caen por la
pendiente y otros afortunadamente la saben llevar. Cuando el día te vino a buscar, le dijiste no, ahora tengo por qué luchar. Y sin querer bajaste los brazos y el tetra te volvió a ganar. Debo haber hecho lo posible por ayudarte, pero tu suerte ya estaba escrita. Así que tendré que conformarme con recordarte, a vos, a tu bastón y a tu sonrisa.